Cabo Verde, África |
El agua sobre él...
Se ungía, cual venerado líquido que resbalaba sobre la piel curtida por el sol y el viento. Su alimento, el cariño materno, tras una caminata que había sido interminable. Cuando llegó y la vió, su pequeña alma quedó prendada. Había estado pensado en ella, a lo largo de kilómetros. Llevaba un recipiente vacío que antaño contuvo gasolina. Ahora lleno de agua, con la que se regaba una y otra vez, como si fuera una planta y sin tregua. Respiraba, y sentía el frescor que recibía con alegría en su piel de ébano.
(Fotografía premiada con el Galardón Photoaquae19 y National Geographic)
(Fotografía premiada con el Galardón Photoaquae19 y National Geographic)
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