Cuando todo había quedado prácticamente cubierto por el líquido elemento. Cuando los enseres perdidos, sustituyer0n afortunadamente a las vidas. Cuán arrepentidos estaban!
La generosidad de la meterología, había puesto de manifiesto las fuerzas superiores de la naturaleza.
Ya nada se podía hacer, salvo esperar a que acabaran de complacer las tantas peticiones de lluvia, que estaban siendo atendidas a la vez...
El panorama desolador, pone de manifiesto la insignificante fuerza humana, frente a la decisión implacable de la madre naturaleza.